La argolla de matrimonio

Se han ido quedando en mi memoria
A lo ancho y hondo de los años
Imágenes nítidas de dedos usando argollas de matrimonio

Dedos que han cambiado de forma
Que han doblegado sus caprichos al aro de metal que los abraza

Y cómo he deseado a veces tener una
Una que signifique

Una grabada con una fecha simétrica
números pares que al pronunciarlos
se confundan
con una oración en lengua vernácula

Más que con la boda o el vestido
fantaseo con mi dedo
deformado por una argolla de oro sólido de 18 kilates

Una que indique que llegué a la meta
Que mis esfuerzos rindieron fruto
Y gozaré de un amor eterno sin aleaciones

Más que con la argolla
Fantaseo con la deformidad
Con manos cansadas de amor eterno
Con la misma cabeza en la almohada calva

Fantaseo con la certeza
De conocer a alguien de verdad

Qué piensa cómo creció qué le da miedo qué le excita qué ha comido sus últimos quince o treinta años de vida

¿Qué nos otorga conocer todo sobre la vida de lxs otrxs?

Debe haber allá al final 
En la meta de los metales puros
Una placa brillante que lo explique

¿Qué complicidad se construye acumulando días y noches con una misma persona que deforma su dedo también como tú?

Díganme ustedes que están casadxs si ahí
En esa como estrella terrenal que se asfixia con nosotrxs
Se esconde la respuesta

Las argollas de matrimonio entonces, por cortesía, habría que mirarlas de reojo
Porque mirar a la eternidad de frente representaría lógicamente un riesgo cuántico

Excepto la argolla de mamá
Con esa gozo al verla de cerca
y probármela y saber que no es mía

Sentir cómo ajusta perfectamente en mi dedo anular.
















Mignong es tierno o lindo, por Yoko Ñim poema ganador del Primer Certamen de Literatura Espumosa Andrea Alzati 2021

Mignon es tierno o lindo

por Yoko Ñim


El cerdo muerto yace en mi plato y se llama Mignon.
es un corte que usualmente es la parte más suave de un rumiante, pero en este caso le pertenece a un cerdo.
Mignon significa Tierno, y ésa es la parte que como de él.
Es sólo parte de un animal entero.
Esa parte que perteneció a un cerdo.
Uno que respiraba y, que de haber podido,
habría admirado el mismo cielo que yo.

No puedo evitar comerte, le digo.
No tengo fuerza de voluntad.
No tengo fuerza de voluntad ante ninguna injusticia. No tengo tiempo, me digo.

Llegó una pareja a la barra.
Vienen bastante seguido.
Él es muy incómodo. Siempre mira a las chicas con culpa.
Y la chica que lo acompaña lo sabe.
Finge que no le importa, pero cada tanto lo inspecciona con una rápida ojeada mientras él sume más la cabeza.
Patético, pienso, y como con culpa disfrazada otro bocado de mignon. Discúlpame, le digo al cerdo.

Me imagino el sabor de la gloria, y otro bocado entra a mi boca:
la gloria sabe a mignon.
La carne suave se deshace en la lengua. La carne se mezcla bien con la salsa e inunda el paladar. Victoria.
El cerdo orgulloso de ser alimento del hombre.
Yo ya no siento culpa, pero sí la tengo.
Sólo la silencé,
porque soy cobarde y mediocre.

Soy igual a ustedes, pero me visto mejor.

No sé qué partes son reales de este mundo.
Tampoco puedo ya asegurar si mis recuerdos son de verdad. Sinceramente me da pavor la locura.
Últimamente no siento esa ancla que se aferra a la realidad.

Hay un susurro que entre que me cuestiona, entre que me lo afirma:
Estás inventando una realidad.
Y si ya estoy loca, me pregunto:

¿Por qué no te inventas una realidad mejor? Una donde no sienta culpa.

Perdóname, Cerdo.

Ya llegó el postre.
Se llama Kouign-Amann,
se pronuncia Cuñaman,
teníamos la broma:
El hombre cuña.
El kouign-amann es un postre de la parte de bretaña de Francia, no sé qué idioma es, pero significa Tarta de mantequilla.
Y eso es: mantequilla y azúcar.

El kouign-amann se acompaña con un espejo de crema de lícor de café. Es como un pan de hojaldre, le digo a la gente.
“Es un pecado”, Dani así los convence y sonríe.
¿Quién no quiere pecar?

Yo no. Un postre es fácil después del cerdo.

Discúlpame, cerdo. Perdóname.
Y pienso en prenderle una veladora.

Mientras una fila de mujeres chaparritas se turna el ir al baño. Caminan igual y tienen el mismo corte de cabello.
Me miran de reojo.
Pienso que les gusto.

Yo pienso que le gusto a todo mundo.

Perdóname, Cerdo.
Necesito piedad, dios mío. Por favor, tengan piedad.

Necesito enamorarme.
Casi me enamoro.
Casi estaba del otro lado:
viviendo con la claridad con la que viven los ilusionados.

Qué gozo padecer la tristeza.
Y en dos llantos tuve que exprimirlo todo.

Quién fuera Fitzcarraldo, me digo.
Y frente a mí tengo la versión guayaba de él mismo.
Me resultan a veces tan ridículos, tan imbéciles, pero ay... cómo los envidio.

Él es un mal pintor, que enmascara su pobre técnica con un aún peor sentido del humor,
que usa para justificar lo barato de sus materiales.
Ella se ríe de todas sus bromas y lo acaricia con fervor.
Acaricia con pasión sus manos creadores de un mal arte conceptual. Pero él, en ese momento, e incluso ahora, es el más afortunado. Sólo necesita que ella crea en lo que hace y así es.

Él es afortunado.
Perdóname Cerdo. Tú no lo fuiste. Ya no puedo hacer nada por ti.

Estoy en la pequeña cafetería francesa que se ubica en avenida universidad.
Todos los franceses están locos, me digo.
El dueño de esta cafetería te cocina y atiende mientras silba y lo hace mal. Hace sus compras y silba mientras

cocina, ordena su cocina, y silba, y habla en volumen alto el español... y silba. El jamón de mi cuernito, ¿será de cerdo?
Perdónenme, por favor.

A veces siento en mi estómago,
parecido a tener un líquido denso y negro.
Muy negro.
Que recubre mis vísceras y del que no puedo deshacerme.
A veces, muchas veces me imagino en un intento por vomitarlo, pero nunca puedo librarme de él...
me duele el estómago.

Estoy enferma de odio y tristeza.
Aún ahora,
apaciguada tras el desayuno en “Le petit Paris”, hablando sobre este líquido,
ahí lo siento,
tensando mi estómago,
y la náusea en la garganta.

Sólo necesito compasión y la mía no alcanza. Perdónenme, amigos.

Ojalá que no existas, Dios mío.
Tu presencia es un fastidio.
No soporto la forma en la que hablan los demás de ti. Perdóname, Dios. Pero ojalá no existieras ni como concepto.

A veces creo que no le caigo bien a mis plantas.
Ya la última que adquirí ni he querido llevarla a casa.
Pienso: todo allá está tan lleno de mí, pobre, mejor la dejo acá, para que siga con vida.

No pienso así de mí a propósito. Más bien, genuinamente creo en ello. Por favor, planta, no te mueras.

Pienso que se dan cuenta de que me esfuerzo demasiado por tener su simpatía. Discúlpenme por no darles la opción de existir en otro lugar.
Perdónenme, plantas.

En cambio, pienso, me llevo bien con los minerales.
Las rocas apacibles. Incluso el cemento.
La verdad no lo sé,
tengo el presentimiento de que lo estoy inventando todo.

No soy mala persona, lo juro.
Sólo no es justo esto que la vida me hizo.
“Esto” que no voy a explicar, que tampoco es grave. Yo vengo del futuro y allá no hay piedad,

Perdónenme, personas del presente.

Yo al igual que ustedes soy nadie.
Mi nombre es mentira.
No se preocupen,
estoy muy tranquila mientras escribo esto.
¿No era acaso la verdad la que nos haría libres?

A veces tengo un impulso,
un deseo,
de salir a las calles nocturnas y despejadas, que destellan el brillo de la luna
y las estrellas y los faros,
a aullarle al cielo seminublado.

Perdóname, vida. Discúlpame, cerdo.

Ganadxr del Primer Certamen de Literatura Espumosa Andrea Alzati 2021

 

Entrego este humilde premio desde la gratitud por su confianza por haberme permitido leer cada uno de sus textos y juzgarlos. Recibí 19 participaciones desde el día que abrí la convocatoria.

Quien me conoce sabrá que no busco la profesionalización de la escritura, pero que sí fantaseo con la idea de ser o convertirme algún día en una lectora profesional. 

Agradezco con fervor religioso cada momento en que puedo acercarme a un texto con plena atención y extraer de él lo más posible. Intenté hacer eso con sus textos y espero haberlo logrado. 

Leer poesía requiere tener la mente y el espíritu abierto. Leí sus poemas como me gustaría que leyeran los míos, es decir, con una mezcla de ternura y suspicacia. Desde ahí es de donde intento leer poesía.

Quiero que la apertura de este certamen se tome como un gesto humilde, a la vez divino - hay algo en la lengua y la poesía que inevitablemente me hace voltear hacia los dioses - y por qué no, también caricaturesco.

Deseo que en el firmamento, frente a las estrellas tintineantes se dibuje una imagen: una mano extendida regalando una barra de jabón cubierta de espuma a otra mano extendida. 

En este Primer Certamen de Literatura Espumosa Andrea Alzati 2021 resultó ganador el poema "Mignon es tierno o lindo" de la autora Anacari Beltrán Figueroa aka Yoko Ñim (Cuernavaca, Morelos 1991)

Espero que disfruten del poema ganador de este primer certamen tanto como lo disfruté yo. 

Si todo sale bien, nos vemos el próximo año.
Felicidades a la ganadora.
Andrea Alzati


Certamen Nacional de Literatura Espumosa Andrea Alzati 2021

Tras leer el ensayo "El guante de ámbar" de Hugo Hiriart en el libro El Juego del Arte, publicado por Marginales Tusquets, sentí la necesidad de hacer mi propio concurso de poesía. Yo, que no tengo un lugar relevante en la cultura, ni en la historia, ni lo tendré nunca, he decidido lanzar una convocatoria para recibir poemas y premiarlos desde este lugar privilegiado que me confiere el mero hecho de estar viva y absolutamente desocupada y aburrida. 

Yo misma he participado, y me encuentro actualmente esperando el dictamen de un par de concursos literarios, ¡qué emoción, qué preocupación, qué fastidio! pero la posibilidad de ganar cantidades de dinero que de otra forma no veré nunca, me motiva a seguir llevando mi memoria USB a la papelería, y a imprimir (y engargolar) 3 juegos de un libro que quizá nunca salga premiado.

En pocas palabras Hugo Hiriart propone en su ensayo la posibilidad de ganar concursos de poesía en los que los premios puedan ser, por ejemplo, jabones. Yo me considero una entusiasta del jabón, no soy la primera, existe todo un linaje de amantes del jabón. Francis Ponge dedicó un libro enteramente al estudio del jabón de barra. El artista Isauro Huizar une jabones desgastados formando un nuevo jabón. Yo, por mi parte, los he fotografiado, dibujado, he tallado en ellos figuritas de animales espumosos, y sobre todo me he bañado con ellos, me he lavado las manos, los he acomodado obsesivamente en el centro de la jabonera. Cuando recibo pagos de más de 4 dígitos corro a la tienda a buscar una variedad de jabones que después guardo celosamente en el cajón de mis toallas de manos. Los tengo ahí y los voy usando uno tras otro. ¡Qué deleite secarme la cara con una toalla que huele a jabón de avena o de romero o almendra! Ni Cleopatra en sus sueños más desproporcionados tuvo ese lujo.

He pues aquí, poetas y poetos, la convocatoria al Certamen Nacional de Literatura Espumosa Andrea Alzati 2021.

Quedan invitados a participar en el primer Certamen Nacional de Literatura Espumosa Andrea Alzati 2021 todes lus poetas residentes del territorio nacional mexicano. Para participar deberán enviar un archivo .pdf de máximo 5 cuartillas de poesía, tamaño, color, y tipografía libres al correo andrea@alzati.com. La fecha límite de recepción de poemas es el 1 de febrero de 2021, la persona ganadora se anunciará el último día del mes de febrero de 2021. La única miembro del jurado seré yo, mi decisión será final, irrebatible, absolutamente injusta. El premio no podrá declararse desierto. 

Habrá un único premio indivisible que consistirá en una caja llena de objetos diversos elegidos por mi, entre ellos, claro, jabones. El premio podría incluir un termómetro, o un frasco de albahaca, o cerillos. Sin embargo, el contenido del premio no será revelado en su totalidad hasta la entrega del mismo. Es decir, usted poeta, ganará la resolución de un misterio.

La entrega del premio tendrá lugar en la Ciudad de México, si la persona ganadora vive fuera de la Ciudad de México se enviará el premio por paquetería hasta su casa.  La persona ganadora será contactada de forma personal, de los poemas ganadores se hará una selección para compartirlos en redes sociales, excepto que la persona ganadora se oponga.

En su marcas, listos, fuera.